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Piloto de incendios forestales: "Ver a la comunidad luchando contra el fuego da mucha energía"

El aviador combate el fuego que se desató en bosques cercanos a Bariloche. Tiene décadas de experiencia. También ha trabajado en Argelia, Turquía, Grecia, Chile y Uruguay.

Juan Ausello tiene 64 años y comanda el avión anfibio Fire Boss que lucha contra las llamas. “Provoca mucho dolor ver tanta devastación en primera persona”, asegura el experimentado piloto, que comandó aeronaves en Argelia, Turquía, Grecia, Chile y Uruguay, además de distintos puntos de la Argentina.

Juan transmite sensaciones durante la entrevista. Transita entre la tristeza por la devastación y la emoción por el trabajo mancomunado en la lucha contra el fuego. Admite lo gratificante que resulta aportar su destreza para detener el avance de la destrucción y la energía que le produce ver a todos unidos luchando contra un “enemigo sin códigos”.

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Piensa y se conmueve. Desde que llegó intervino en la mayoría de los incendios que se originaron en la región. Pilota un Fire Boss, el avión anfibio que carga su capacidad de 3200 litros en los lagos cercanos a los incendios.

Piloto de incendios forestales en Río Negro.mp4

Se sorprende con la majestuosidad de los paisajes y no oculta su dolor por el avance del fuego. “Tenemos la suerte y la desgracia de volar en uno de los lugares más lindos del país, siempre protegiendo vidas humanas, viviendas, bosques y animales. Bariloche es uno de los lugares más bellos de Argentina, tenemos la suerte de sobrevolarlo y ver la majestuosidad y grandiosidad de la creación. Es enorme la tristeza de no poder bajar la intensidad de las llamas”.

Acredita mas de 16 mil horas de vuelo, las cuales sustentan su trayectoria. Desde 2007 se dedica a los incendios forestales. aunque es piloto desde 1979, cuando tenía 18 años. Hoy tiene 64. En su carrera fue hasta repartidor aéreo de diarios, presidió el Aeroclub de Córdoba y fue instructor, entre muchas otras actividades.

La aeronave que comanda es de máxima utilidad en la lucha contra los incendios. Tiene una autonomía de tres horas y media, tiempo en el que llegó a realizar hasta 42 lanzamientos de agua.

Emoción desde el aire

“Da mucha emoción ver cómo la comunidad toda se junta en una lucha en común. Policía, fuerza aérea, defensa civil, hospitales, brigadistas, médicos… toda una sociedad trabaja en contra este flagelo, que son los incendios forestales. Eso da mucha energía”, asegura Juan, minutos antes de abordar el Fire Boss para acudir, una vez más, al incendio que desde el 25 de diciembre destruye bosques en el extremo sur del Parque Nacional Nahuel Huapi.

Admite que “ver la destrucción en primera línea, o en primera persona, causa un dolor muy grande, un dolor muy profundo, ver tanta destrucción de semejante hermosura. Pero el hecho de trabajar en evacuar personas, salvar sus casas, sus animales, es muy gratificante”.

La lucha contra los incendios “es lo más parecido a un combate. Las llamas avanzan y nuestro trabajo se complementa con los brigadistas en tierra. En cada lanzamiento que hacemos, los brigadistas pueden avanzar entre 100 y 150 metros según las condiciones del clima y el terreno”.

Juan Ausello piloto incendios forestales 2.jpg

El desempeño del Fire Boss se combina con las demás aeronaves que operan en la zona, como otro avión hidrante terrestre (carga agua en plataforma) y varios helicópteros, cuya ductilidad y versatilidad también resulta fundamental para la causa.

La tarea, por lógica, conlleva sus riesgos. “Trabajamos en lugares peligrosos, y esta zona lo es, porque hay montañas de 9 mil pies y el fuego suele ubicarse a 1500 o 2000, en valles con corrientes de aire encontradas”, confiesa.

“Hay que hacer maniobras para salvar la vida de uno, pero siempre pensando en hacer los lanzamientos específicos donde están los bomberos”, explica.

Estrategia de ataque

La aeronave está alistada a primera hora del día y su destino se define de acuerdo a las condiciones de cada incendio. Utiliza las instalaciones del Aeroclub Bariloche como base operativa y desde allí despega hacia donde la emergencia lo necesite.

“A veces hacemos disparos a discreción hasta que llegan los brigadistas, luego ellos nos dirigen desde tierra para poder avanzar en el terreno” menciona, como parte de la operatoria diaria.

La aeronave permanecerá varias semanas más en Bariloche. Un joven piloto de 21 años y un mecánico de la misma edad asisten a Ausello en tierra. Los tres forman parte del equipo que trabaja a destajo para detener el fuego. Al finalizar cada jornada, se realiza una evaluación de lo realizado.

Los “días buenos” se festejan como un campeonato, aunque lo ideal sería “festejar que el fuego fue extinguido por completo”.

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