La fiscalía desestimó la teoría de Alberto Fernández sobre los golpes de Fabiola Yáñez
“Ni tratamientos estéticos, ni caídas de una alcohólica”, dijo el fiscal Ramiro González a la versión del expresidente.
Un nuevo revés judicial para Alberto Fernández, este lunes por la mañana, el fiscal federal Ramiro González solicitó este lunes la indagatoria del expresidente por diversos delitos vinculados a hechos de violencia de género que habría ejercido contra su expareja, Fabiola Yañez.
La imputación abarca tres de los nueve incidentes investigados desde que se abrió la causa, y se centra en episodios ocurridos durante su relación, que habrían quedado documentados en fotografías y videos. En las acusaciones presentadas por la fiscalía, la defensa de Fernández se ve desbordada ante las pruebas reunidas, especialmente las imágenes que muestran los moretones en el rostro y el cuerpo de Yañez. A pesar de las explicaciones previas ofrecidas por el exmandatario, la evidencia ha sido clave para la acusación, que ha confirmado los golpes y los ha atribuido directamente a Fernández.
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La investigación se nutrió de una serie de declaraciones testimoniales, en las que participaron tanto la querella, representada por la abogada Mariana Gallego, como la defensa, liderada por la letrada Silvina Carreira. En el proceso, también se recabaron pruebas documentales, como registros fotográficos y videos, que permitieron establecer la relación de los hematomas con fechas específicas y, además, confirmar el grado de violencia denunciado por Yañez.
Las primeras imágenes de la ex primera dama con evidentes signos de violencia comenzaron a circular a mediados del año pasado, lo que generó un gran revuelo mediático. En ese momento, Fernández intentó desvirtuar las acusaciones, argumentando que los moretones de Yañez eran consecuencia de tratamientos estéticos a los que la ex primera dama se habría sometido. Sin embargo, dicha explicación fue rápidamente desmentida por los informes periciales y las pruebas presentadas por la fiscalía, que establecieron que las lesiones no podían ser atribuidas a procedimientos estéticos, sino a golpes físicos.
Aquella tesis inicial fue volcada en la estrategia jurídica de la abogada Carreira. Las testigos que sugirió negaron cualquier tipo de agresión física o verbal por parte del entonces presidente de la Nación, y sostuvieron un mismo argumento: habían visto a Fabiola Yañez con moretones, sin embargo, los atribuyeron a las huellas de diversas intervenciones estéticas.
Esa explicación fue acompañada de otra, que ponía en Yañez la responsabilidad de los posibles golpes: el expresidente jamás la agredió, y era ella quien, por exceso en la ingesta de alcohol, se caía en reiteradas ocasiones.
El desprestigio que buscó la defensa de Alberto Fernández
Sobre esta línea argumental, el fiscal González hizo una dura calificación. A la hora de fundamentar los hechos investigados en el marco de la violencia de género, el fiscal se refirió al comportamiento de la defensa: “no puedo dejar de poner a consideración la existencia de alguna especie de línea de defensa que se asienta sobre la base de una serie de prejuicios o estereotipos que, en lugar de intentar desvirtuar los hechos denunciados, parecen pretender focalizar la investigación sobre comportamientos, prácticas, desórdenes de la víctima como una forma de responsabilizarla por hechos del proceso”.
Al respecto, indicó que “la descalificación de la credibilidad de la víctima durante el proceso penal en casos de violencia y una asunción tácita de responsabilidad de ella por los hechos (el enjuiciamiento basado en estereotipos) es otro aspecto que la debida diligencia supone remover de los ámbitos de la investigación”.
Esos planteos fueron vertidos por las testigos sugeridas por la defensa, al respecto el fiscal consideró que las actas notariales traídas que incorporó Carreira “son de valor nulo para formar convicción las declaraciones”.
Sin mayores eufemismos, señaló: “pretenden asentar el debate sobre la idea de Fabiola Yáñez como una “borracha”, “mala madre”, de “múltiples personalidades” y que la ubican ante una suerte de responsabilidad compartida por la forma de conducción de su vida”. Se pidió al juez Ercolini que lo excluya.
En todo caso, remarcó la fiscalía, “insistimos y proponemos aquí que cualquier valoración debiera suponer la precaución de no caer en el recurso a validar el uso de comportamientos estereotipados o, directamente, prejuicios que no se correspondan con los estándares internacionales señalados".
Además, se puso en perspectiva el lugar que cada uno ocupaba en el vínculo, al ampliar la idea la fiscalía dijo: "La magnitud de la asimetría que se pudo verificar, signó el vínculo desde sus inicios y, de alguna manera, fue determinante para la configuración de las distintas formas y tipos de violencia comprobados en la causa".
Las testimoniales, otra pieza
La fiscalía analizó todas las declaraciones testimoniales, entre las cuales se confirmaron tratamientos estéticos de Yañez, pero con fecha posterior a los hematomas registrados y denunciados en la causa penal.
Por ejemplo, eso admitieron el ex titular de la Unidad Médica Presidencial, Federico Saavedra, y la esteticista que frecuentaba la quinta de Olivos, Florencia Aguirre.
En el dictamen a través del cual se solicita la indagatoria de Alberto Fernández se consignan los hechos atribuidos a esta altura de la pesquisa: le imputan dos lesiones leves doblemente agravadas por ser cometidas mediante violencia de género y contra su entonces pareja; una lesión grave por el debilitamiento permanente de la salud psicológica de la ex primera dama -también doblemente agravada- y el delito de coacciones para que no se denunciaran los hechos de violencia ante el juez federal Julián Ercolini.
Para sostener la acusación, el Ministerio Público Fiscal también analizó documentación médica del Sanatorio Otamendi, la clínica Fertilis, el Hospital Universitario de Madrid y del Instituto de Neurología Cognitiva INECO.
Con el devenir de la investigación se incorporaron fotos, videos aportados por la querella y la defensa; registros de la actividad oficial del presidente y de la entonces primera dama: actos, conferencias, viajes oficiales. Se realizó un relevamiento de medios de donde se extrajeron otras tantas imágenes, videos y declaraciones públicas de utilidad para la investigación y se agregaron extensos informes psicológicos y psiquiátricos productos de entrevistas de profesionales con Fabiola Yáñez.
El análisis de toda la prueba reunida en el caso permitió al fiscal González, acreditar que el expresidente Fernández “ejerció distintos tipos de violencia contra su pareja, prácticamente, desde el inicio de su relación. De acuerdo a las definiciones de la ley 26.485 de Protección Integral a la Mujer, se pudo detectar violencia psicológica, física y económica”.
Bajo ese primer argumento, la fiscalía descartó la tesis de Alberto Fernández. Consideró que el planteo respecto a los tratamientos estéticos era inconsistente y no se condecían las fechas con las agresiones denunciadas por Fabiola Yañez.
Para el Ministerio Público Fiscal, los hechos corroborados respondieron a “violencia física” que contó con “episodios agudos y luego se convirtió en habitual ya durante mandato de Alberto Fernández como presidente de la Nación”.
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