"No somos delincuentes", sostuvieron los crianceros de la Isla Jordán
Los crianceros de la Isla Jordán respondieron a la denuncia del intendente Rodrigo Buteler. En esta nota conocé su realidad y cómo es el lugar donde viven.
La disputa por la Isla Jordán y el proyecto del paseo costero en Cipolletti sigue generando tensiones. El Intendente Rodrigo Buteler anunció a través de sus redes sociales que denunciará penalmente a quienes describió como "delincuentes que se quieren apropiar de nuestro río, de la confluencia y de la Isla Jordán", se trata de los crianceros del lugar.
Ante estas declaraciones, LM Cipolletti se acercó a dialogar con los habitantes de la zona, una comunidad conformada por 20 familias que habitan en 16 viviendas y que se dedican a la cría de animales como vacas, chivos, cerdos y caballos. “Llevamos más de 60 años acá. En estas tierras se criaron nuestros abuelos y padres”, afirmó Carlos Retamal, uno de los referentes de la comunidad.
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Frente a los dichos del Intendente, Carlos expresó su malestar: “Nos sentimos mal porque él no se acercó nunca a hablar con la familia. Para salir a decir eso, tiene que acercarse a hablar con las personas y conocerlas más”. Además, recordó que en una ocasión fueron al municipio para intentar hablar con Buteler, pero "nunca nos atendió, estuvimos cuatro horas esperando".
Carlos también criticó el desconocimiento del intendente respecto a la ubicación del sector: “Esta isla es la número 3, que creo que él (Buteler) no lo sabe y debería informarse más antes de tratarnos de delincuentes. Este camino no está incluido en el paseo costero, dicen que se debe pasar por acá, pero estamos a 4 kilómetros del río”.
En el lugar, los Retamal han colocado carteles en la entrada que identifican la propiedad como Puesto Retamal y Familia Retamal. Mientras tanto, viven con incertidumbre sobre el futuro: “Nadie se ha acercado hasta ahora, ni notificación ni nada. No sabemos si van a venir a notificarnos o directamente con una topadora”, lamentó Carlos.
Una vida arraigada en la Isla Jordán
Miguel Retamal, de 63 años, ha vivido toda su vida en el lugar. Recuerda cómo han trabajado para construir lo que tienen: “Esa tranquera que está acá, la hicimos nosotros; esta calle también la hicimos nosotros para entrar con carro. Después la reformaron ellos para sacar piedra de arriba”.
Miguel también rechazó las acusaciones del intendente: “No somos delincuentes como dice él, ni tampoco robamos la tierra”, expresó. Y añadió: “¿Cómo un intendente con tanto estudio va a decir semejante tontería?”.
El criancero, quien se dedica a la cría de 300 chivos, aclaró que no se oponen al desarrollo del paseo costero, pero sugirió: “No estamos en desacuerdo con el paseo costero, pero que hagan el camino por otro lado”.
Asimismo, denunció desigualdades en el trato hacia ellos frente a grandes propietarios: “En la zona hay otros chacareros con plata que cercaron hasta llegar al río. A él que tiene plata no le dicen nada, a nosotros sí que no tenemos”.
¿Cómo es el lugar?
Con un acceso complejo, de ripio, y con abundante vegetación, en el sector de las viviendas se pueden visualizar a los animales que allí crían para luego comercializar sus derivados. Chanchos, gallinas y chivos son las especies que abundan y que se propagan a lo largo y ancho de hectáreas que no supieron precisar. “Cada tres meses aproximadamente tenemos que vacunar a todos los animales”, comentó Carlos al indicar que a modo preventivo lo hacen también porque en el río, permanece una bacteria que las enferma.
Sobre esto, precisó que cuentan con la visita regular de un veterinario y que hace mucho tiempo tienen iniciado los papeles para regularizar la situación que lleva más de seis generaciones.
Una de las mujeres presente en la recorrida, mencionó que sufren cada vez que una tormenta viene “las calles son intransitable para poder salir de acá, llevar a nuestros hijos al colegio es complicado cuando está todo inundado”, además se refirió a que en reiteradas oportunidades, desde el municipio se han acercado a retirar material rocoso que culminó con el desmoronamiento de algunas calles que se anegan con facilidad ante un temporal.
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