No es una película de terror, es la Escuela Primaria 338 de Cipolletti
La Escuela Primaria 338, recibirá a más de 500 alumnos en condiciones críticas. Recorrimos el establecimiento ubicado en el barrio 1200 de Cipolletti.
Ubicada en el corazón del populoso barrio 1200 Viviendas, la Escuela Primaria 338 de Cipolletti enfrenta una situación crítica que está en su punto límite. Desde su inauguración en 1992,el establecimiento ha sido el espacio de formación para cientos de niños y niñas, pero la falta de inversión en infraestructura genera un panorama desolador para estudiantes y docentes.
Cada año, más de 500 alumnos transitan por sus aulas, pero las condiciones en las que estudian son deplorables. A pocos días del inicio del ciclo lectivo 2025, la realidad no solo sigue igual, sino que empeoró. La directora del establecimiento, Graciela Paniagua, dialogó con LM Cipolletti para describir la preocupante situación que enfrenta la comunidad educativa y la falta de respuestas oficiales.
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La gota que rebalsó el vaso
“Nosotros nos reincorporamos ayer a las escuelas y los porteros el lunes. Ellos me plantearon la necesidad de hacer una publicación con respecto a una problemática recurrente en nuestra institución, que es la basura que arrojan los vecinos”, explicó Paniagua tras el origen y punto de inflexión de la dramática situación que atraviesan a diario.
“Al llegar, nos encontramos de todo, había colchones, muebles, escombros. Desde el año pasado venimos gestionando en el Consejo de Educación que nos provean un canasto con tapa para asegurar que los residuos que generamos se mantengan seguros hasta que pase el recolector, y además pongan otro en el frente para dejar los papeles y otros residuos”.
Sin embargo, aún no recibieron respuestas y los vecinos siguen utilizando las inmediaciones de la Escuela para arrojar sus residuos. Si bien, esta mañana el municipio retiró los escombros, el problema no es solo la basura.
La falta de seguridad también es una preocupación constante. “Entre los dos turnos tenemos casi 500 chicos y 160 que comen. Este año vino una empresa porque teníamos el cerco perimetral roto, pero el arreglo fue unir con alambre lo que está rotito, no hay cambio. Los fines de semana entraba gente o durante la clase los chicos ingresaban por el cerco roto. Nuestro gran reclamo en 2024 fue que por favor nos garanticen seguridad en la escuela”, detalló la directora.
La escuela, afirmó la directora, se encuentra en mal estado. Es otro de los puntos críticos. “El edificio corresponde al Consejo de Educación, son ellos los que deben hacer los arreglos. Tenemos las puertas antipánico que no funcionan porque están todas rotas, no tienen manija ni nada. No tenemos alumbrado".
En la escuela tienen que comprar los foquitos ellos mismos para que luego el portero los cambie. Por fuera no hay iluminación y en el resto del perímetro tampoco. Son reclamos que han realizado en reiteradas ocasiones sin obtener respuestas.
El verano sin mantenimiento, ni inversión
El verano pasó sin que se hicieran mejoras en la infraestructura. “No se hizo absolutamente nada. Quedaron baños con inodoros faltantes y otros que deben arreglarse. Seguimos con los mismos faltantes del 2024 e incluso con el mismo equipamiento de los baños desde que se inauguró la escuela en 1992”, indicó Paniagua.
La falta de inversión se traduce en un impacto directo sobre los alumnos. “Imagínate una matrícula con 500 chicos tirando la soga para el baño y que se corte”, ejemplificó.
Subsisten gracias al equipo
La escuela no cuenta con cooperadora, lo que dificulta aún más la situación. Ante esta situación, desde el personal buscaron otra opción. “El año pasado tomamos la decisión, junto al equipo directivo, de vender helados. Así pudimos comprar elementos que necesitábamos, por ejemplo, las trancas para las puertas de emergencia, que no deberían estar, pero como no funcionan, esta es la opción. Además, compramos barrales para las puertas y una cámara de seguridad, ya que no tenemos garantizada la misma. La alarma no funciona en todo el establecimiento, solo en algunos sectores”.
“Teníamos cautela con el manejo del dinero porque no está permitido tener kioscos en la escuela ni ningún negocio que genere dinero. Pero igual lo tenés que hacer porque tenemos que hacernos de cosas que necesitamos, describió.
El establecimiento fue víctima de robos en reiteradas ocasiones, lo que agrava la problemática. “Queremos que la escuela sea visibilizada. La gente que trabaja acá la elige y se siente con pertenencia, pero para el Consejo somos una escuela más”, lamentó la directora.
“Desde mi rol me siento con mucha frustración, ya no sabés cómo hacer para que te escuchen. Queremos que vengan y vean cómo está la escuela e inviertan. Nos preguntamos con qué criterio a veces se eligen las inversiones para otros establecimientos. Estamos ubicados en un barrio complejo, tenemos chicos que vienen en su mayoría de la toma, entonces la inclusión debe ser real. Sentimos que estamos totalmente abandonados”, concluyó la directora.
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