En el Día de la Memoria Cipolletti recordó a sus víctimas de la dictadura
El acto se llevó a cabo en la plaza San Martín, en el memorial de los cipoleños desaparecidos. Vecinos recordaron como fueron aquellos años oscuros.
Se realizó este lunes en la plaza San Martín de Cipolletti el acto por el Día de la Memoria, en el que se recordó el golpe cívico- militar que el 24 de marzo de 1976 derrocó a la presidenta Isabel Perón e impuso un gobierno dictatorial que provocó más de 30 mil desaparecidos y avasalló derechos humanos y civiles.
Estudiantes, organizaciones políticas, sociales y gremiales y una gran cantidad de vecinos participaron en la conmemoración que se inició en el memorial ubicado en España e Yrigoyen en homenaje a los cipoleños fue fueron víctimas de terrorismo de Estado: Alfredo Salgado, Lilian Giménez, Carmen Delard Cabezas, José Apel de la Cruz, Carlos Nakandakare, Victorio Perdighe, Ana María Perdighe, Graciela Hernández, Adriano Ramirez, Enzo Lauroni, Mónica Almirón, Carlos Magariños, María Salto, José Albanessi, Leticia Veraldi, Fernando Jara y Héctor Cerda.
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Referentes de las distintas organizaciones leyeron discursos referidos a la fecha y a los años de violencia que siguieron con los militares y sus socios civiles que se adueñaron del poder. También un conocido músico local interpretó una canción alusiva a la convocatoria.
Entre las consignas más reiteradas, se escucharon cantos contra el presidente Javier Milei y la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich.
Posteriormente la multitud realizó una marcha por las calles céntrica de la localidad que fue encabezada por figuras que representaron a los vecinos víctimas.
La manifestación se detuvo frente a la Comisaría 4ta, declarada Sitio de la Memoria, ya que fue utilizada como centro de detención ilegal y torturas y fue parte del circuito represivo montado en la región.
Allí los dirigentes volvieron a leer distintos documentos en el que fustigaron las políticas del Ejecutivo Nacional y su posicionamiento internacional.
Las puertas de la dependencia policial habían sido celosamente cerradas. Con cánticos recordaron la función que cumplió la fuerza rionegrina durante los años oscuros.
No hubo incidentes, salvo una caja de cartón que se incendió en la entrada principal que no produjo daños. Una militante que en otras oportunidades hostigó con interrogatorios a trabajadores de prensa intentó impedir que tomaran imágenes para “no exponer a los compañeros”.
“El terror era si te llevaban”
Entre los participantes de la manifestación estuvo Luis Perego, reconocido músico local que integró el mítico grupo Revolución Uno.
El artista se encontró con María del Carmen Niccolai, más conocida como Pitu, una amiga de más de 50 años, quienes rememoraron como fue aquel día del golpe y el miedo que siguió después.
Perego tenía entonces 21 años y ya transitaba con su música los escenarios de la región. Recordó que ese 24 de marzo transcurrió en medio de una gran conmoción en la ciudad.
“Nadie entendía nada”, sostuvo el hijo del renombrado Cholo Perego.
Contó que por su edad y su oficio que se desarrollaba mayormente de noche estaba siempre en riesgo, y que temían a los policías que hacían redadas y se movían con total impunidad.
“Entraban a los boliches, prendían las luces y separaban los hombres para un lado y las mujeres para el otro. Después pedían los documentos, y guarda si no los tenías”, sostuvo.
El máximo terror era “que te llevaran, porque no sabías si ibas a volver”.
Pero destacó que había gente que le puso el pecho a los atropellos y salía a manifestar sus quejas. Entre esas personas mencionó a la familia del doctor Julio Dante Salto, quien fue intendente a principios de la década del 60. “Esos locos eran un estandarte de la resistencia”, afirmó.
Perego en el acto interpretó Zarincuntrinca, un rap que grabó con la banda Constante de Planck, que en su estribillo menciona un viaje a Fernández Oro por la Ruta Vieja, pero que cuestiona al fascismo y al autoritarismo.
En tanto que María del Carmen, Pitu, el golpe militar la sorprendió arriba del tren cuando volvía de Bahía Blanca, donde tiempo después se graduó de ingeniera química.
Resaltó que un tío que la acompañaba al llegar a una estación le pidió que se quedara arriba de la formación y le decía a modo de advertencia “esto se está poniendo muy verde”.
Ella no entendía, hasta que pudo ver en los andenes a miembros del ejército que vigilaban con gesto adusto a los pasajeros.
Después volvió a continuar la universidad y el consejo insistente que se llevó de sus temerosos padres fue “no te metas en nada raro”.
Este lunes Pitu llegó al encuentro con un cartel en el pecho que decía "Doy abrazos". Es una movida que inició ella como forma para luchar contra la violencia en que está sumergida la sociedad. "Salgo a repartir abrazos y me va muy bien. Tengo una efectividad de entre el 95 y el 98%", subrayó con una carcajada. De hecho en pocos minutos logró decenas de afectuosos abrazos.
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